El ser humano tiene diferentes tipos de relaciones que surgen en forma de amor, amistad, compañerismo, familia… Sin embargo, no siempre aprendemos a establecer bien las bases sobre las que debe de sustentarse una relación adecuada. Sin duda, la verdad es el principal pilar de una historia de amor o amistad que se precie.
Nada puede nacer y crecer desde la mentira o desde la ocultación. A veces, alguien puede ocultar algo como una forma de protección propia ante el otro.
Pero… ¿por qué protegerte de alguien que te quiere y que te valora? ¿Por qué protegerte de alguien en quien confías y que confía en ti? Las consecuencias que puede tener una mentira cuando se descubre pueden ser muy dolorosas para aquel que se siente engañado y poco valorado.
La verdad está en la base de la autenticidad, y sobre todo, de la identidad. Es decir, del poder que tiene para cualquier persona poder mostrarse tal y como es. Ser libre, al menos, ser libre ahí donde hay confianza. De hecho, la confianza se caracteriza por la fluidez, porque se produce de forma innata, porque no deja espacio para lo artificial ni para aquello que no es.
Alguien puede ocultar algo a otra persona como una forma de protección propia pero en ese caso, está desprotegiendo a la otra persona del dolor que le va a producir haberse sentido engañada. Y cuanto más tiempo se haya prolongado el engaño peor será para ella saber la verdad sobre todo, si el esfuerzo del otro por ocultar esa verdad fue extremo y desmedido.
Porque cuanto más extremo y desmedido sea el interés de alguien por ocultar una verdad, mayor será el impacto emocional que reciba una persona en el momento más inesperado al saber cómo es todo en realidad. La verdad, tarde o temprano siempre sale a la luz.