La mastoplastia de aumento

La mastoplastia de aumento es el único método definitivo para conseguir un aumento del volumen mamario, mediante la implantación de unas prótesis mamarias internas.

El implante mamario (prótesis) puede colocarse detrás de la glándula misma y por delante del músculo pectoral, o bien por detrás de dicho músculo, dependiendo del criterio médico. Las incisiones de abordaje para implantar las prótesis pueden situarse en el surco submamario, en la axila o alrededor o a través de la areola, de manera que la cicatriz resultante sea poco visible. Tras la inserción de las prótesis se colocan unos tubos de drenaje que se retirarán en unos días y un vendaje sobre las mamas.

Las prótesis pueden ser de varias clases: de silicona médica, de hidrogel, o hinchables, a las que se les introduce suero fisiológico. Por fuera pueden ser lisas o rugosas, con texturas de diferente grado, y su consistencia y grado de viscosidad es asimismo variable. En todos los casos deben ostentar la aprobación oficial de los organismos sanitarios pertinentes.

La elección de un tipo determinado de prótesis, una determinada vía de incisión y su ubicación por delante o por detrás del músculo pectoral depende del criterio y preferencias de cada médico. No obstante, mi preferencia personal es la posición retropectoral por vía axilar, porque a mi juicio es la que presenta un aspecto más natural, tiene menor tendencia al endurecimiento y la cicatriz es menos visible, entre otras ventajas.

El procedimiento de aumento de senos requiere anestesia de tipo general. Sólo excepcionalmente debería practicarse bajo anestesia local más sedación.

El vendaje postoperatorio será retirado en unos días, siendo sustituido por un sujetador especial. Durante un periodo de tiempo será preciso limitar la actividad física.

Los puntos serán retirados entre los 7 y 14 días; pero habitualmente la hinchazón no desparecerá hasta pasadas varias semanas. Puede haber cambios de la sensibilidad de los pezones, por aumento o por disminución, que suelen ser temporales, aunque excepcionalmente podrían ser permanentes.

La presencia de prótesis puede dificultar la realización de mamografías, aunque no la impide, por lo que siempre se debe advertir al radiólogo.

En caso de embarazo, esta operación no limitará la capacidad para la lactancia materna, aunque no es recomendable por el riesgo de cambios en la estética mamaria o de contaminación de la prótesis en caso de mastitis.

Los riesgos específicos del procedimiento de cirugía estética de aumento de pecho son el hematoma, la infección de la prótesis, la encapsulación o contractura capsular, la rotura y la malposición protésica.

La aparición de un hematoma extenso puede en algunos casos requerir una nueva intervención para eliminar la sangre acumulada. La infección de una prótesis obliga a extraerla y no podrá reinsertarse hasta pasado un tiempo de seguridad tras el tratamiento de la infección.

La contractura capsular ocurre cuando la cicatriz interna que se forma alrededor del implante se contrae en exceso, haciendo que la mama se vuelva más dura. Puede ser tratada de diversas maneras, siendo necesario en ocasiones extirpar dicha cicatriz interna, e incluso, recambiar la prótesis. En un porcentaje de casos la mejoría no será completa, indica Coonsulte.

La malposición protésica se debe al desplazamiento de una o las dos prótesis y provoca una falta de simetría, que en algunos casos podrá precisar una nueva intervención para corregirla.

Aunque las prótesis mamarias actuales son muy resistentes, es posible que tras un periodo de tiempo variable la prótesis pueda romperse, haciendo que el contenido salga fuera de su cápsula. En ese caso será necesaria una nueva intervención para reemplazarla.